Hay una falsa creencia que asegura que los problemas en las calderas en perros son siempre por culpa de la edad. Si bien es cierto que al igual que las personas también los huesos de los canes se vuelven más débiles con la edad, hay una enfermedad muy común en perros que puede afectar a todos por igual: la displasia de cadera en perros.
Si tienes un perro, debe saber que esta una de las patologías más comunes en estos animales debido al mal encaje de los huesos del fémur que forman su cadera y que complican la movilidad en sus patas. En ocasiones este encaje no se realiza de forma adecuada en el crecimiento y, otras veces, se ocasiona por la edad provocando por tanto una deformación y pérdida de profundidad y la remodelación de la cabeza del fémur.
En realidad es un triste proceso degenerativo de la articulación que les produce a nuestros perros dolor y cojera aunque, repetimos, no deben porque ser ancianos. Podemos observar esta patología incluso cuando durante su etapa como cachorro se provoca un rozamiento continuo que termina lesionando el cartílago y derivando posteriormente en artrosis.
Como también ocurre en humanos, estos problemas en los huesos se pueden transmitir de forma generacional ya que la displasia es una malformación genética transmisible de padres a hijos. Eso sí para su evolución es importante la calidad de vida del cachorro, por dónde camina, una alimentación de calidad… existen displasias de cadena en perro de diferente grado y según que razas son más o menos propensas.
¿Cómo saber si mi perro tiene displasia en la cadera?
Como parte indispensable de su familia, tú puedes detectar si tu perro sufre o no displasia teniendo en cuenta una serie de síntomas. Por ejemplo en cachorros, si es un perro menos activo de lo habitual, si tiene debilidad en patas traseras, si no quiere subir escaleras, si camina con las patas de detrás muy juntas, si pasa más tiempo sentado que los otros cachorros, si incluso se queja de dolor… siempre un profesional veterinario tendrá la última palabra en un diagnóstico.
En perros adultos es más fácil de identificar la displasia en caderas por ejemplo si presenta signos de dolor por la atrofia muscular, cojera al andar, dolor en articulaciones cuando hace frío, complicaciones al levantarse, si al andar o correr balancea su cadera, si al estar de pie, parado, el perro mantiene las dos patas de atrás muy juntas. Una radiografía podrá determinar el nivel de gravedad de la displasia en perros pudiéndose intervenir quirúrgicamente en edades tempranas para intentar corregir la posición de la articulación y mejorar su movilidad.