Son los compañeros más fieles, aquellos que dan todo el cariño del mundo de manera absolutamente incondicional, los que acompañan momentos de soledad y los que a veces hacen pequeños milagros cuando necesitamos ayuda. No son ni un capricho ni un juguete. Pero es, lamentablemente, una cuestión que no todos comprenden y por ello el abandono de perros sigue siendo una realidad.
Datos para la reflexión
Las cifras son terribles. Hay estudios que señalan que el pasado año llegaron a las protectoras españolas nada menos que 162.000 perros. Aunque una parte fueran devueltos a sus propietarios al tratarse de animales perdidos, en la mayoría de los casos sí se puede hablar de abandono de perros.
Problemas económicos, camadas no deseadas, el final de la temporada de caza o, simplemente, que el animal ya no se desea son algunos de los motivos más recurrentes para el abandono de perros. Y no hay que olvidar otro: la llegada del verano y las vacaciones. Es entonces cuando personas que no se saben qué hacer con su mascota optan por la solución más fácil.
Y todo ello, paradójicamente, a pesar de que el maltrato y abandono de animales es un delito tipificado en el Código Penal y que las comunidades autónomas regulan las correspondientes sanciones administrativas, que pueden ser cuantiosas, llegando a alcanzar los 45.000 en casos muy graves.
Consecuencias del abandono de perros
El sufrimiento de un animal que de repente se encuentra solo y en un entorno extraño es la peor de las consecuencias del abandono de perros. Ellos también tienen sentimientos, y los habrán demostrado con creces mientras estaban en el seno de la familia.
Al verse alejados de ese entorno que para ellos era seguro, los animales tienen que sobrevivir como pueden. Pero no siempre son capaces y se ven abocados a una muerte en muchos casos lenta y dolorosa. A veces no son capaces de encontrar alimento, a veces son maltratados por personas con pocos escrúpulos con los que tienen la mala suerte de cruzarse y, a veces, mueren atropellados.
Y las consecuencias del abandono de perros también se sufren a nivel general. Por un lado, porque, inevitablemente, generan suciedad y pueden ser foco de enfermedades. Por otro, porque pueden desarrollar comportamientos de defensa agresivos. Y, finalmente, porque pueden provocar accidentes de tráfico muy graves.
También los animales que se abandonan en centros de acogida sufren. Reciben atención y cuidados básicos, pero carecen de ese entorno familiar en el que se han criado. Solo una parte son adoptados. A ello se une la masificación que en muchos casos sufren estos centros, sobre todo en épocas como el verano, cuando el problema del abandono de perros suele agudizarse.
Ante todo, responsabilidad
Frenar el abandono de perros no debería ser tarea complicada. Asociaciones de defensa de los animales lo recuerdan continuamente: antes de adquirir o de adoptar un animal hay que valorar con calma si es posible mantenerlo y si se dispone de tiempo para cuidarlo como se merece. Solo si no hay ninguna duda de que el animal estará perfectamente atendido se debe dar el paso.
Campañas de concienciación insisten en que un perro no se debe concebir con buen regalo para los niños porque requiere de atención y cuidados que ellos no pueden darle. Y tampoco hay que pensar que es una compañía para momentos puntuales, como fue el confinamiento, y olvidarse de él el resto del tiempo. El animal crecerá y necesitará salir, hacer ejercicio y socializar para no desarrollar problemas de comportamiento.
Tener un animal de compañía es una gran responsabilidad y exige compromiso, pero es también una de las experiencias más enriquecedoras que se pueden vivir. No solo eso, sino que están más que contrastados los beneficios que ofrece a todos los niveles, físico y emocional. Por todo ello, el abandono de perros, bajo ninguna circunstancia o excusa, debería existir.