¿Perros y gatos pueden convivir juntos? El dicho “Se llevan como perros y gatos” implica que estos dos animales no pueden estar juntos en el mismo espacio. El gato es un felino, como el león, y un depredador. El perro, un cánido descendiente del lobo, también es un depredador. Pero esto no quiere decir que no se puedan tener a los dos en un hogar, con una familia que los sepa educar y amar.
Las diferencias entre los perros y los gatos
Se dice que el gato es el único animal doméstico que no ha sido domesticado. Hasta cierto punto es cierto: el gato es independiente, se le puede dejar en casa, no requiere de tanto amor de su dueño, no te saltará encima cuando regreses del trabajo, pero también te puede brindar compañía y cariño. Si te gusta tener mucho espacio y no quieres un animal que esté muy pendiente de ti, el gato puede ser para ti. Si quieres uno que te acompañe en recorridos al aire libre, se emocione cada vez que te vea y requiera de tus caricias, entonces el perro puede ser ideal. Pero esto es sólo una descripción generalizada. En verdad, hay gatos que se fijan en todo lo que haces y perros que se tumban en el sofá y no quieren salir a pasear.
Entiende las necesidades de cada uno
Para tener a estas dos mascotas en casa tienes que entender al animal en sí. Para empezar no debes adoptar un gato que no acepte a un perro, o viceversa, ni un animal que haya tenido indicios de agresividad. La única manera de saberlo es preguntando adonde lo adoptes o, en caso de que ya tengas una mascota en casa, reflexionando sobre su comportamiento. Los perros o gatos con historial de agresividad no son aptos para convivir con otras mascotas a menos que aprendan a aceptarlas.
Si tienes un perro en casa
Si tienes un perro y quieres añadir un gato a tu hogar, tienes que socializarlo desde que sea un cachorro. El primer año, sobre todo las primeras 12 semanas, son fundamentales. Tienes que socializarlo con otros perros, gatos y mascotas, además de niños y otras personas. Es importante que lo socialices en muchos sitios distintos, al igual que en casa, que será donde más compartirá con el gato. Es la única manera para que juegue con otros animales y aprenda qué comportamiento es aceptable.
Si tienes un gato en casa
Como en el caso del perro, la socialización es necesaria desde temprana edad y con resultados positivos. El gato debe conocer a otros gatos, perros y animales. El contacto contigo y con otras personas también lo ayudará a desarrollarse.
Adoptar o comprar los dos
Si no tienes mascota y adoptas o compras a los dos, tendrás mucho trabajo por delante. Cada mascota requiere de mucho tiempo para que la conozcas, comprendas todo lo que necesita y para que ella se acostumbre a ti. Tendrás que socializar a dos animales a la vez, pero será más fácil que se acostumbren el uno al otro porque serán más pequeños, más aptos a la socialización, y por tanto a la aceptación.
Cuando estén en el hogar
Cuando tengas a los dos, es importante que cada uno te vea con el otro, así lo asociarán contigo, lo cual en sí es algo positivo. Para presentarlos, puedes seguir los siguientes pasos. El tiempo entre cada paso depende del animal, pero usualmente tardan un día o dos, o hasta menos. Fíjate en cómo se comportan y prosigue debidamente. Si pareces fallar en algún paso, puedes retroceder al anterior.
- Coloca a cada uno en una habitación continua a la otra y que estén divididas por una puerta. Por ejemplo, puedes poner al perro en el salón y al gato en el cuarto. La puerta debe estar cerrada todo el tiempo. Habrá ladridos y rasguños porque cada mascota querrá acceso a la otra. Comparte tu tiempo con ambos en cada habitación y prémialos cuando se noten desinteresados en lo que está pasando en la habitación adjunta.
- Dale a cada uno un objeto del otro: ropa, un paño o toalla. Este objeto tendrá el olor del animal.
- Cuando se comporten más tranquilos, pueden intercambiar habitaciones. Pon el gato en la habitación del perro y viceversa. Los ayudará a adaptarse al aroma del otro y a compartir espacios.
- Abre la puerta. Lo ideal sería que colocaras una barrera de seguridad entre las dos habitaciones, así se podrán olfatear y entrar en contacto con el otro. Si no tienes una, colócate en el umbral. No permitas que ninguno interceda a la habitación del otro. Si se acerca el perro, agárralo y permite que el gato se le acerque. No sueltes al perro y prémialo cuando se tranquilice. Si ladra dale la vuelta.
- Quédate con ellos en una habitación, preferiblemente el salón de la casa. Supervísalos e intervén si hay alguna pelea. No permitas que el perro persiga al gato. Además, si el gato huye, el perro lo puede ver como una invitación a jugar o como presa, así que detenlos. Puedes darle un descanso al que parezca instigar al otro, pero no muestres preferencias ni pongas a uno por encima del otro físicamente. No cargues al gato mientras el perro está en el piso, por ejemplo. Los perros siempre buscan acercarse a la cara de sus madres cuando son cachorros, por lo que cargarlos es una recompensa.
- Si no puedes supervisarlos todo el tiempo, deben estar separados hasta que regreses a casa.
- Jamás pongas a uno en una jaula si esa mascota puede ver a la otra suelta. Sé justo y sin preferencias.
Para que estén solos
Si tu gato y perro no se llevan bien en el futuro, los tendrás que mantener separados cuando salgas. Si por otro lado se lleven bien, puedes empezar a dejarlos solos en una habitación. Al principio supervísalos sin que se den cuenta. Luego puedes dejarlos solos mientras estás en otra parte de la casa, pero revisándolos de vez en cuando.
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